|
Quinto
álbum de esta excelente banda estadounidense
que comenzó su andadura discográfica
en 1992 y que nos viene ofreciendo, con periodicidad
matemática, un nuevo trabajo cada tres años.
Por
su estructura y temática “Room
V” es la continuación del
álbum conceptual de 1998, “Tyranny”,
(ver la reseña
en esta página del compañero Rafael
Llorente). Al igual que entonces, los 14 cortes
que ahora lo componen están divididos en
dos partes: “Act III” y
“Act IV”. "La
historia de `Room V´ empieza ocho horas después
del final de `Tyranny´”, explica
Gary Wehrkamp, piano, guitarra
y teclados de la banda. No parece que exista un
gran salto narrativo, por tanto. Si “Tyranny”
trataba la historia de dos seres humanos en busca
de una nueva identidad, “Room V”
incide en sus entornos vitales y familiares y en
las personalidades de éstos.
Las
influencias musicales de Shadow Gallery,
en éste como en sus anteriores trabajos se
perciben claramente, tanto por sus composiciones
originales como, si no más, por sus contribuciones
en los discos tributo en los que han colaborado:
“The Moon Revisited”, con
“Time” de Pink Floyd;
“Tales from Yesterday”, en
el que hacían una versión de “Release,
release” de Yes; “Supper´s
Ready”, versionando “Entangled”
de Genesis; diversas colaboraciones
de los componentes del grupo en “Working
Man”, tributo a Rush; y
su teclado, Chris Ingles en el
cd “Steinway to Heaven” interpretando
“Brahm´s Variations on Paganini”.
Casi nada. De lo mejor de cada casa.
Y
de todo esto hay en Shadow Gallery
y, por extensión, en este “Room
V”. Pero hay más. Hay magníficos
coros y juegos de voces a lo Kansas. Hay
duras y contundentes guitarras progmetaleras, pero
siempre bien temperadas. Hay también exquisitos
desarrollos guitarreros –espectacular el cuarto
corte, “Vow”, aunque
lamentablemente el solo de guitarra se diluye sin
solución de continuidad al final del tema-
sobre colchones de teclados en la más pura
esencia del sinfónico más clásico.
De todo hay en este álbum, que parece concebido
para ser una muestra de lo que el sinfónico-progresivo-metalero,
bien cocinado y bien servido puede dar de sí.
Baste decir que el cedé supera los 75 minutos
de duración, casi –o sin casi- un doble
LP si estuviéramos hablando del glorioso
vinilo.
En
este sentido, el de la producción final del
álbum, se observa que ha sido más
cuidada que en sus anteriores trabajos (la masterización
ha corrido a cargo de Jeff Glixman,
conocido por sus colaboraciones con Black Sabbath,
Gary Moore, Kansas y Cinderella, entre
otros), y, de paso, han cambiado también
de sello, abandonando a su anterior discográfica,
Magna Carta, por Inside Out en
esta ocasión.
En
resumen: álbum muy recomendable que hay que
oír o, mejor, escuchar, con atención.
Y, si se da la suerte de una gira por Europa y el
milagro de un concierto en España, mejor
que mejor, porque me da en la nariz que en directo
deben sonar de lujo.
Puntuación
- 8 |
|