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TAKK...  
SIGUR RÓS  
EMI RECORDS 2005  
     
   
Spaced Out - Slow Gin
     


“Takk…” es el cuarto trabajo en estudio de estos islandeses que, tan merecidamente, están dando que hablar. Su música, lejanamente relacionada con el rock sinfónico, es difícil de etiquetar, y con frecuencia son incluidos en lo que se ha denominado “post-rock”, -definición ambigua donde las haya- en la que suelen encontrarse bandas como Mogwai, Godspeed you Black Emperor! o The Mars Volta, por mencionar algunas.

La música de Sigur Rós tiene, sin embargo, características propias. Quizá la más notable es que está hecha con una extraordinaria sensibilidad y un exquisito cuidado. Nada parece dejarse al azar, aunque alguno de sus pasajes suene a improvisación. Es la música que hubiera compuesto un virtuoso que paseara, o, mejor, explorara, la grandeza de los imponentes paisajes islandeses, porque la relación con la Naturaleza está presente a menudo en sus composiciones. Sus desarrollos, a la vez que descriptivos, son de una gran introversión, aunque pueda parecer paradójico. Sus temas tienen “duende”, como si fueran una suerte de flamenco, de cante “jondo” islandés, con frías y profundas raíces nórdicas.

Escuchar a Sigur Rós puede resultar una experiencia fascinante y sublimadora. Es como cuando, tras meses de inactividad, te das una paliza en el gimnasio y descubres músculos y tendones que no sabías que existían. Así, Sigur Rós con su música, descubre recovecos del alma –o de nuestro interior más subconsciente- que desconocíamos o que habíamos olvidado. Además de la membrana del oído, sus notas hacen vibrar también las fibras de las que están hechas la sensibilidad y la emotividad. Es como dotarse de un alma postiza. Muy de agradecer para desalmados como yo.

Por otro lado, resulta evidente que los miembros de Sigur Rós son músicos comprometidos con causas justas y nobles. Los excelentes video-clips que nos han venido ofreciendo son prueba de ello. Muestran una delicadeza exquisita en temas como la integración –no me gusta esa palabra, pero no encuentro otra- de los que solemos llamar “disminuidos psíquicos”, como en el hermoso video-clip en el que unos chicos con síndrome de dawn aparecen como ángeles danzantes en una coreografía de gran belleza gestual que nos habla de pureza y ternura; o, también, la presión a la que la sociedad, la familia, la religión, somete al que le resulta diferente en lo que a sus inclinaciones sexuales se refiere; o, en otro apocalíptico video-clip, en el que se llama la atención respecto al maltrato al que sometemos a la naturaleza en un mundo contaminante y destructivo, y sus consecuencias.

Hablando ya de “Takk…” (“Gracias…”, en islandés) es, para mí, un preciso y precioso resumen de lo que han hecho hasta ahora y, también, un preludio de lo que nos espera sobre el futuro y evolución de la banda. En esta ocasión y, una vez fichados por EMI, nos presentan un disco que, diría, es de transición hacia nuevos planteamientos y sonidos, tal vez más universalistas. El hecho de haber cambiado de sello y firmar ahora para una multinacional ha influido en algunos aspectos (mayor y mejor promoción, elección de locales más apropiados para su directo, inclusión en algunos temas de fraseos en inglés, sonidos en algunos casos más accesibles para el oyente común…) pese a que la marca “Sigur Rós” sigue estando presente en gran parte de este trabajo.

En la preciosista portada de “Takk…”, que, curiosamente, se asemeja a un diario íntimo (lo que parece indicar que su interior contiene la memoria de lo acontecido), vemos el dibujo de un solitario y melancólico niño rodeado de plantas en forma de orla –o, de manera más abstracta, de un paréntesis vegetal-. En el interior y trasera del disco hay dibujados pájaros en una abierta bandada migratoria. Todo sugiere una época otoñal, cambiante y de una relativa, aunque emotiva y esperanzadora, tristeza.

El primer single y video-clip que han lanzado en esta ocasión es el tema-himno “Glósóli” (“Sol resplandeciente”). De nuevo sorprenden con una estética y un contenido visual tan atractivo como turbador. En este caso, un solitario y seductor jovencito recluta, a golpe de tambor, a un ejército de chicos y chicas en una mágica leva que recuerda al mito de Peter Pan.

Se me hace difícil, casi imposible, comentar uno a uno los once cortes que componen este disco. Por una parte, porque tendría que modificar mi opinión dependiendo del momento de su escucha y, por otra, porque decir lo que pienso es, en este caso, luchar contra el pudor que me da hablar de mis sensaciones y sentimientos -materiales inestables de los que están hechos los seres humanos, poco fiables, en cualquier caso. Baste decir que, como en anteriores trabajos, encontraremos tempos lentos, crescendos repentinos que sacuden el espíritu, gran trabajo de la sección de cuerdas –envolventes e inquietantes-, percusión, elegante unas veces y más potente y dura otras, una descriptiva guitarra y, más modulada y menos rota esta vez, la voz de Jonsi. Entre otras muchas cosas.

No sé. Píllate el cd, si no lo tienes ya, abrígate y date un paseo escuchándolo. Y después, no pienses que estás solo en esto, hay más gente como tú en esta página (y, más aún en la página oficial de Sigur Rós en España, www.ocnos.com). Que lo disfrutes.

 
     
 

Jose F. García Araujo

 
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